OSCARS 2022

Intentaré, como otros años, ver todas las cintas nominadas a la MEJOR PELÍCULA
en la entrega de Oscars de este año. Y, aquí, les pondré mi opinión de cada una de ellas.

Gracias por la difusión a:





El Callejón de las almas perdidas

Director: Guillermo del Toro.
Guion: Guillermo del Toro, Kim Morgan. Basado en la novela de William Lindsay Gresham.
Intérpretes: Bradley Cooper, Cate Blanchett y Toni Collette.
Sinopsis:
Stanton, huyendo de su pasado, se integra a trabajar en un circo de personajes peculiares. Poco a poco se irá ganando la confianza de los jefes e irá aprendiendo los trucos de engaño, propios de la magia. La tentación de manipular a la gente para obtener beneficios de ellos, le acercará a la alta sociedad que le pide que haga sus espectáculos en salones dorados, fuera de las carpas. Su codicia le hará asociarse a gente que le puede hacer ganar mucho dinero, aunque tenga que ser a cambio del honor.

MI CRÍTICA:
              Me gustan mucho las estéticas de las películas de Guillermo del Toro. Otra cosa son sus guiones. De verdad que no vi merecedora del Óscar a la mejor película, su trabajo “La forma del agua” (2017), ni de lejos. Pero, la forma en que el director mejicano logra meternos en un comic visual, es impresionante. Y atreverse a hacer un “remake” (esta historia ya se rodó en 1947 por Edmund Goulding, con Tyrone Power como protagonista) es de osados y hay que valorarlo. No puedo comparar entre las dos versiones, porque no vi la antigua. Pero les aseguro que la veré. Me apetece. Las tramas, propias del cine negro que me encanta, te atrapan.

En esta versión fallan cosas que quizás en la original no lo hagan. Lo primero, la duración. Alargada en exceso, le sobra media hora, por lo menos. Cuando la película empieza a tomar el ritmo adecuado, resulta que ya se te está haciendo pesada. Los tres actos narrativos están mal medidos. En el primero, antes de que se produzca el detonante, tenemos, como suele ser habitual, una sucesión de secuencias de presentación de personajes interminable. Ahí se lleva tanto tiempo esta misión, que cuando empieza a pasar algo, alguna gente se ha salido de la sala. El desarrollo para llegar al clímax es el poder de esta película. Ahí, sí que engancha. Pero, cuando doy clases de cine a mis alumnos, les digo que desde que han resuelto la película, la acaben. Secuencias después del clímax sobran y lo que hacen es que salgas del cine con la sensación de pesadez. Aquí pasa eso.

Aprovechar el epílogo para hacer un gag es un error. De hecho, si las conversiones psicológicas del protagonista son un poco increíbles en la película, el final las termina de destrozar. No me lo creo. Un personaje que, por su inteligencia, es capaz de engañar a los demás simplemente con el hecho de la observación y la deducción; no puede, de buenas a primeras, aparecer como un perdedor tocando fondo, solo porque al guionista le parezca que redondea la película. Pues no, no lo hace.

Pero siempre me encantarán las películas de perdedores. De buenos que son malos y de malos que son buenos. Esta película es real como la vida misma. Todos los personajes son egoístas (¿no les parece real?). A cada cual le mueven sus intereses. Eso sí, cada uno tiene los suyos, pero todos recibirán lo que han sembrado. Bradley Cooper está sobrio. Quizás el personaje del que se esconde deba ser así. Pero hay que reconocerle que llena los planos de una manera espectacular. Mas me impresionó Cate Blanchett en su papel de “mujer fatal” porque lo transmite impecablemente. Pero, para mí, será por debilidad a su carrera, destaco a Willem Dafoe. Me encanta como elige los personajes de sus películas. Esta interpretación le podría haber valido la nominación al Óscar (sería la quinta y no ha ganado ninguno todavía).

La película respira un tono “freak” acode al mundo del circo en que se desarrolla. Si quieres verla, tiene que ser sabiendo que vas a ver una película de Guillermo del Toro. Fantasiosa y, a ratos, onírica, pero honesta a su universo imaginativo alejado de estereotipos.

7 NOMINACIONES:
Mejor película
Mejor Director (Steven Spielberg)
Mejor Diseño de Producción (Adam Stockhausen y Rena DeAngelo)
Mejor actriz secundaria (Ariana DeBose)
Mejor Fotografía (Janusz Kaminski)
Mejor Sonido (Tod A. Maitland, Gary Rydstrom, Brian Chumney, Andy Nelson y Shawn Murphy)
Mejor Vestuario (Paul Tazewell)

West Side Story

Director: Steven Spielberg.
Guion: Tony Kushner y Arthur Laurents.
Intérpretes: Ansel Elgort y Rachel Zegler.
Sinopsis:
Basada en el Musical de Broadway y en la película de 1961 sobre la obra Romeo y Julieta, narra la historia de Tony, un pandillero salido de la cárcel con intenciones de reformarse; y de María, una inmigrante puertorriqueña intentando adaptarse a la vida en Nueva York. Tras conocerse, fortuitamente, en un baile en el gimnasio, su amor intentará superar barreras. Sobre todo, las peleas por el control del poder en el barrio entre las pandillas de chicos americanos (los Jets) y los latinos (los Sharks) que quieren que sus zonas de influencia sean guettos sólo para gente que viene del sur.

MI CRÍTICA:
              ¿De verdad hacía falta un “remake” de Wide Side Story? Tenía mucha expectación por ver esta película. De todos es conocido, porque lo he dicho en muchas entrevistas, Spielberg es uno de mis maestros y lo admiraré siempre. Era arriesgado hacer una revisión de un clásico de la historia del cine. Te pone en el disparadero de las comparaciones. Aun así, yo esperaba que fuera a asumir algunos riesgos más. No quise ver la versión original para no caer en esta trampa. Sí les diré que nunca me gustó la versión de Jerome Robbins y Robert Wise cuando intenté verla hace muchos años y eso que ganó 10 Óscars. Y nunca le di una segunda oportunidad. A la de Spielberg, les aseguro que tampoco se la voy a dar.

Valoro cosas, como el vínculo de las imágenes al cine de los años 60/70 en los que Spielberg ha pretendido homenajear imitando ese tecnicolor imperante en la época y el “look” que da el rodarla en decorados fabricados. También, los movimientos de cámara tan Spielberg en los que las cosas fluyen sin darnos cuenta y que, en esta película, ha sabido combinar con planos coreografiados entre cámara y bailarines. Esa parte, impecable. De maestro. Lo mismo que el cuidado de los detalles. Emocionante la elección de Rita Moreno que hace el papel de Anita en la versión de 1961 (y que le valió el Óscar a la Mejor Actriz de Reparto) y que interpreta a Valentina en esta nueva versión, como homenaje merecido a esa estatuilla que ganó. Esta es la magia que emociona del cine.

Este año, también está nominada al Óscar Ariana DeBose por ese mismo papel de la hermana de Bernardo, líder de la banda de puertorriqueños. Que yo recuerde, solo Marlon Brando y Robert De Niro han conseguido el Óscar por encarnar al mismo personaje, por el papel de Vito Corleone en la saga de “El Padrino”. Para mí, ella ha sido lo que más me ha gustado de la película. Normal que esté nominada. Aunque no le veo posibilidades, lanzará su carrera más allá de los papeles en musicales que ha interpretado hasta ahora. Esa mirada que tiene le va a valer más de un contrato en el futuro. El resto del elenco, no hay nada que destacar. El casting no lo considero acertado, del todo.

En principio, no me creo a la pareja protagonista. No me transmiten ese amor ciego que los atrapa. Creo que el guion tampoco les ayuda a ello. Me pasó como con “Titanic” (James Cameron, 1997) en el que tampoco me creí el amor entre Leonardo DiCaprio y Kate Winslet. Y si “el amor”, que es la trama central de la historia, no te la crees; pues, el resto, se tambalea. Ansel Elgort (Tony) y Rachel Zegler (María) han sido elegidos más por sus logros en los musicales de Broadway que por sus dotes interpretativas y el resultado final lo nota. Eso, unido a que sus acciones/reacciones en la película no están bien tratadas en el guion y que la trama de amor es casi un elemento secundario, los deja a una deriva que hace que no se emocione el espectador. Yo, con lo fácil que soy, no lo conseguí ni una vez.

El fracaso de taquilla demuestra que no hacía falta esta producción. Costó 100 millones de dólares y recaudó sólo 74. Lo dejo ahí, técnicamente impecable (con los planos midiendo siempre que no se encabalguen los actores y manteniendo los encuadres con maestría), pero artísticamente superable. Y, si no vas a mejorar la versión que había, entonces ¿para qué?

7 NOMINACIONES:
Mejor película
Mejor Director (Steven Spielberg)
Mejor Diseño de Producción (Adam Stockhausen y Rena DeAngelo)
Mejor actriz secundaria (Ariana DeBose)
Mejor Fotografía (Janusz Kaminski)
Mejor Sonido (Tod A. Maitland, Gary Rydstrom, Brian Chumney, Andy Nelson y Shawn Murphy)
Mejor Vestuario (Paul Tazewell)

Belfast

Director: Kenneth Branagh.
Guion: Kenneth Branagh.
Intérpretes: Jude Hill, Caitriona Balfe y Jamie Dornan.
Sinopsis:
Los disturbios en Irlanda del Norte en 1969 entre católicos y protestantes es el detonante de una historia familiar vista desde los ojos de un niño ajeno a toda la problemática. Su inocencia hará que se cuestione las cosas importantes que le están tocando vivir.

MI CRÍTICA:
              Con seguridad, la película más autobiográfica de Kenneth Branagh. Nacido en Belfast en 1960. Qué casualidad, que cuando ocurrieron los hechos de los disturbios de Irlanda del Norte en el que murieron ocho personas por diferencias religiosas, el propio Branagh tendría la edad del protagonista de esta historia. Aquí quiso captar todas esas sensaciones retenidas en su memoria y plasmarlas en una película que respira olor a familia.

Creo que este es el encanto principal de este film, la vuelta a la niñez que vamos experimentando a medida que cumplimos años. La inocencia de Buddy (Jude Hill) se traslada al espectador. El niño se auto cuestiona cosas que hacen que, todos los que hemos visto la película, nos tengamos que posicionar. ¿Es lícito emprender una lucha y derramamientos de sangre por cuestiones de religión o de diferencia de ideas? Yo tengo mi claro que mi disposición coincide con el del autor. Elijan, ustedes, la suya.

La película es un canto a tres motivaciones personales del director: la familia, el cine y… el amor. Rodada, como si fuera una obra de teatro, en tan pocos escenarios que nos damos cuenta que ese microespacio donde transcurren los hechos puede ser cualquier calle de Irlanda del Norte. De la particularidad representamos la generalidad. De eso trata esta historia. Y todo, contado a través de la visión inocente de un niño que siempre se mantendrá neutral, porque, su ignorancia de los temas, le darán una perspectiva lejos de los sectarismos propios de los adultos.

Las imágenes impactan. A mi gusto más de lo necesario. Rodada en blanco y negro para acomodar la visión a las de la época. Aunque a finales de los ’60 ya había televisores en color, todavía no era el standard. Las imágenes que se nos muestran en color (las películas y obras de teatro a las que asiste fascinado el joven Buddy) son un claro homenaje a la pasión de Branagh por estas facetas. De hecho, las composiciones de los planos de cámara durante toda la película nos hacen recordar al cine de Kubrik o Kurosawa, pero, sobre todo, a la obra cumbre del cine “Ciudadano Kane” de Orson Welles. Y, aunque me encanta este tipo de esfuerzos en las películas, aquí creo que hay una sobre saturación en la elección de planos picados y contrapicados que no se justifican ni en la percepción psicológica de los personajes ni en la trama en sí. Vamos, que son gratuitos y sin fundamento.

La película entretiene y mucho. En su contra, que gira en torno a los mismos temas redundantemente (la deuda de la familia, la enfermedad del abuelo, las presiones para posicionarse religiosamente, etc.). Al final, lo que nos queda es que es un alegato anti religioso. Los planos del cura diciendo la homilía se me antojan pretendidamente ridículos para reforzar el sinsentido de los dogmas de algunas religiones.

Las interpretaciones de los intérpretes están acordes al esfuerzo que se ha hecho con la imagen. Es obvio que Branagh es un gran director de actores y creo que con este elenco ha sabido transmitir, con veracidad, las ideas que expone y la psicología de cada uno de ellos. Judy Dench, octava nominación al Óscar (sólo lo gano por “Shakespeare enamorado” (John Madden, 1998). Esto también hace agradable la película, porque empatizas con todos ellos, especialmente con el pequeño Buddy.

7 NOMINACIONES:
Mejor película
Mejor Director (Kenneth Branagh)
Mejor guion original (Kenneth Branagh)
Mejor actor secundario (Ciarán Hinds)
Mejor actriz secundaria (Judi Dench)
Mejor Sonido (Denise Yarde, Simon Chase, James Mather y Niv Adiri)
Mejor canción original (Van Morrison) por «Down to Joy»

El Método Williams

Director: Reinaldo Marcus Green.
Guion: Zach Baylin.
Intérpretes: Will Smith, Aunjanue Ellis, Saniyya Sidney y Demi Singleton.
Sinopsis:
Biopic sobre la familia Williams. La infancia de las tenistas Venus y Selena, contada desde la perspectiva de un padre preocupado por darle a sus hijas una educación que las aleje de la marginalidad del barrio en el que viven. Su obsesión por el éxito de sus hijas se confunde con su propio egocentrismo.

MI CRÍTICA:
              No son fáciles los biopics, porque tienes que decidir si ser fiel a la realidad o hacer un producto para el disfrute del espectador. Y si a eso le añades que debes quedar bien con las personas sobre las que se cuenta la historia, más complejo aún (hay que recordar que el guion fue aprobado por la familia Williams). Aquí me da que optaron por hacer una película positivista, eliminando todo lo que pueda ser “no conveniente” o “menos brillante”, y consiguiendo que todos los personajes, a su manera, se conviertan en héroes. Muy del cine americano. Esta es una de esas que hemos visto mil veces: el sueño americano, la tierra de las grandes oportunidades si te esfuerzas, siempre funciona. Y me da que por cada éxito, hay millones de fracasos. Ley de vida.

Aun así, el director puertorriqueño Reinaldo Marcus Green ha logrado un film entretenido. Con alguna laguna, eso sí; y un poco de metraje de más. Hay conceptos redundantes durante la película, perfectamente suprimibles (la pobreza y la discriminación racial que sufrió el padre (Will Smith) y que intenta evitar a sus hijas, por ejemplo). Y, aunque la trama central de esta historia es saber cuánto de padre coraje y cuánto de showman egocéntrico tiene el padre de las tenistas, creo que esta parte está demasiado edulcorada. De todas formas, esta película le dará un salto a este joven director que ya se disputan las grandes productoras, tras sorprender en el Festival de Sundance ganando el premio especial del jurado con “Monsters and men” (2018). Ojito, estaremos atentos porque prepara otro biopic. Esta vez, sobre la vida del cantante jamaicano Bob Marley.

La película, lejos de ser perfecta, tiene muchos valores. Te seduce poco a poco, te entretiene en casi todas las secuencias y, eso sí, hace que empatices con los personajes desde el primer momento. Hasta del padre de las tenistas. Aquí diremos que la interpretación de Will Smith, nominada al Óscar, es impecable y llena la pantalla a cada plano. Yo soy muy fan de su carrera, lo reconozco, desde el Principe de Bel-Air y de cómo ha sabido compaginar papeles de comedia, drama, acción y todo lo que le pongan por delante. Tercera nominación a la mejor interpretación masculina. Ya lo fue por la impresionante “Ali” (Michael Mann, 2001) y “En busca de la felicidad” (Gabriele Muccino, 2006). Quizás, esta no sea la mejor de sus actuaciones y no parte como favorito.

A su alrededor, otro de los éxitos: la familia. El papel de madre, desde el guion y me imagino que en la vida real, postergada a un segundo plano del que ella solo sale cuando tiene que enfrentarse a su esposo y sus “implacables” métodos para educar a sus hijas (de los dos, aunque a él se le olvide de vez en cuando). Aunjanue Ellis está nominada como actriz de reparto, pero las competidoras son grandes. Yo apuesto por Kirsten Dunst por “El poder del perro” (Jane Campion, 2021). Y las tenistas, Venus (Saniyya Sidney) y Selena (Demi Singleton) impresionantes. Transmiten todas las emociones-sensaciones y son gran parte de que el espectador disfrute de la película.

Agradecer que este biopic no se haya centrado más en la figura de Selena, quizás la mejor tenista de todos los tiempos, y se haya centrado más en la figura de su padre, el verdadero protagonista, contado a través de la historia de la mayor de las hermanas y no de la “mejor”. Tienen que verla, es entretenida, la realización de los planos de los partidos de tenis es inmejorable. Ayudan mucho al disfrute, como ejercicio de distracción. Y que quieren que les diga, la película conecta con mi “yo” interior tan obsesionado con las pre-producciones trabajadas. La frase “si fallas en la preparación, prepárate a fallar”, me representa.

6 NOMINACIONES:
Mejor película
Mejor guion original (Zach Baylin)
Mejor actor principal (Will Smith)
Mejor actriz secundaria (Aunjanue Ellis)
Mejor montaje (Pamela Martin)
Mejor canción original (Beyoncé y Dixson) por «Be alive»

Licorice pizza

Director: Paul Thomas Anderson.
Guion: Paul Thomas Anderson.
Intérpretes: Alana Haim y Cooper Hoffman.
Sinopsis:
          Gary y Alana se conoce por casualidad y ella se convierte en su obsesión. Pero, pese a que se gustan, la diferencia de edad los separa. 25 ella y 15 él es un escollo que les perseguirá en su amistad. Va pasando el tiempo y los intentos de él de que sea su novia irán produciendo en ella dudas en las que unos días está convencida de que hay posibilidades y otras en los que es imposible. Y de la misma manera que va creciendo la confianza ente ellos, también la forma en que el despecho les lleva a hacerse daño.

MI CRÍTICA:
              Reconozco que me esperaba algo más de esta película, pero, aun así, me gustó. Pienso que, cuando el cine independiente llega a los grandes premios, es por que tiene virtudes. Esta historia las tiene, pero también tiene defectos. Creía que iba a ser mi favorita para ganar el Óscar y me da pena que no lo sea. El guion es fresco, divertido, me atrevería a decir que hasta original y un punto disruptivo. Aunque, a medida que avanzan los minutos te das cuenta de que lo que solo es original son algunas de las secuencias que, por absurdas, te perecen divertidas.

            Ese es uno de los riesgos cuando realizas un producto artístico. Si coqueteas con el absurdo, a algunas personas les puede parecer ridículo. A mí, en esta cinta, a ratos. La primera cosa que no me encajó fue la diferencia de edad entre los protagonistas. Y es importante, porque es un de las tramas centrales de la historia. No me la transmitieron. Ella sí me pareció una chica de 25 aniñada, pero él no me pareció un niño de 15 en ningún momento. Y no es por su aspecto físico, que pudiera haber pasado por esa edad, si no por el desarrollo de sus acciones en la película. Empieza bien, un niño de 15 años puede ser estrella de la televisión, pero no me creo, de verdad, que fuera capaz de crear empresas de un día para otro. Esto me parece, más bien, una necesidad del guionista para que las piezas encajen que una realidad.

            Lo que está impecablemente conseguido en esta película es la trama principal de relación amor-odio infantiloide de la pareja de protagonistas. No hay que perder de vista que la historia está ambientada en los primeros años de la década de los 70. La pubertad era más inocente que la de hoy en día. La manera en que se acercaban o se alejaban, jugando sus fichas cada uno de ellos, la hemos vivido todos (y cuando digo todos, es todos) en nuestra juventud. Por eso se nos hace tan familiar la historia y nos encantan los personajes al vernos reflejados, de alguna manera, en su forma de reaccionar.

            Otro aspecto a destacar es el título. “Licorice Pizza” es como si fuera una pizza de regaliz que es como se llamaban en la época a los discos de vinilo. Son las canciones que van sonando durante la película (seguramente Paul Thomas Anderson aprendió de la vida a través de las canciones de los discos que tenía en la casa. Como casi todos nosotros). Bowie, Paul McCartney, Chuck Berry, Sonny & Cher y un largo y acertado etcétera van poniendo los ingredientes a esa pizza a medida que los personajes van sintiendo emociones.

            Para finalizar, hablar del equipo actoral. Me encantó Alana Haim en su personaje. A veces da la sensación de ser “tontita” y otras muy lista. Logrado con mucha naturalidad. Que sepan que tiene una banda de música con sus hermanas “Heim”, como su propio apellido. De hecho, ellas son sus hermanas en la película (y los padres, también son los reales). Cooper Hoffman debuta en el cine con esta película. Y que les digo, que para ser la primera vez, es muchísimo más que digno. Tuvo buen maestro, porque es hijo de Philip Seymour Hoffman, ganador del Óscar (por “Capote” (Bennett Miller, 2005)) . Y mención para el elenco de secundarios de lujo: Sean Penn (brillante, como siempre), Bradley Cooper (exagerado, para mi gusto), John C. Reilly (¿disfrazado de Herman Monster?), Tom Waits (demasiado histriónico). Ya los quisiéramos nosotros en una película. Además, podemos ver a Sasha Rebeca Spielberg (hija de…), Ray Nicholson (hijo de…) o a George DiCaprio (padre de…).

            Diré que es una película entretenida. Para mí, no pasa mucho más de eso y que no llega a otras obras de su director como las obras de arte «Boogie Nights» (1997) o “Magnolia” (1999); o como “Pozos de ambición” (2007) y “The Master” (2012). Y, aun así, lo mismo puede dar la sorpresa con el Óscar al mejor director en su tercera nominación en esta categoría.

4 NOMINACIONES:
Mejor película
Mejor Director (Paul Thomas Anderson)
Mejor guion original (Paul Thomas Anderson)  

Drive my car

Director: Ryûsuke Hamaguchi.
Guion: Ryûsuke Hamaguchi y Takamasa Oe (basado en un relato corto de Haruki Murakami).
Intérpretes: Hidetoshi Nishijima, Tôko Miura, Reika Kirishima.
Sinopsis:
          El matrimonio de autores teatrales Yûsuke y Oto Kafuku trabajan los guiones de sus obras a través de sesiones de sexo. Él, tras descubrir las infidelidades de su esposa y su repentina muerte, se queda con todas las preguntas del mundo en su cabeza y algunas situaciones sin aclarar. Rehecha su vida, aceptará dirigir la obra “Tío Vania” de Chéjov y el equipo de producción le asignará como conductora a Misaki, una joven que lo acompañará a todos los lados y a la que se irá abriendo en las conversaciones en sus trayectos en el coche.

MI CRÍTICA:
              El cine es arte, pero también es entretenimiento. Esta película hay que saber seleccionarla, a la hora de verla. Quizás, el fondo y la forma están muy bien combinados, pero el ritmo pausado típico en la narrativa cinematográfica oriental no es para todos los públicos. Aquí está perfectamente justificado por los perfíles psicológicos de los personajes. Las largas conversaciones y, sobre todo, los silencios nos presentan los estados anímicos del director teatral Yûsuke Kafuku (Nishijima). La muerte tan repentina de su esposa (Kirishima) lo sume en un mar de dudas, inseguridades y miedos. Esta película habla, sobre todo, de eso, de soledad, desamor, dolor y miedo. Y ahí, podemos decir que es una gran película.

            Pero dura tres horas. No estamos acostumbrados a metrajes tan largos. Aquí juegan en contra ese exceso de diálogos en plano contra plano (y que, al ser dentro de un coche son ineludiblemente en primeros planos). Si a las conversaciones les unimos los silencios en los que mostrar la lentitud con la que la mente del protagonista procesa todo el dolor y las incertidumbres que lleva dentro, se entiende que el público en general se haya aburrido mucho. A mi me aburrió. Tenía ganas de que terminara. Quizás no elegí el mejor día para verla o que el exceso de secuencias en los que se ensaya la obra de teatro y los largas que son, me sacaban de la trama principal.

            Esta película es una adaptación mucho más que libre del Relato de mismo nombre escrito por el autor japonés Haruki Murakami, eterno candidato al Premio Nóbel de Literatura. Está recogido en su libro de relatos cortos “Hombres sin mujeres” (2014). Seguramente me encantaría más leerlo que ver esta película por la cadencia en sí de cada medio. La literatura es más pausada y reflexiva. El cine lo puede ser, pero no estamos acostumbrados a que lo sea. Este film parece plano, pero no lo es. Las conversiones de los estados anímicos de los personajes, genera ritmo narrativo. Las conversaciones del director con uno de los actores en el coche, por ejemplo, dará nuevas dimensiones al protagonista para disipar sus dudas y lograr entender la relación con su esposa y el amor que le tenía.

            A mí, personalmente, el personaje que más me ha gustado es el de Oto, la chica que hace de chófer (Miura). Pese a su juventud, tiene mucha experiencia en la vida por haber vivido situaciones límites. Su apertura para hablar de ellas sin tapujos irá consiguiendo que su jefe se empiece a abrir y a contar sus reflexiones y sus lagunas.

            No creo que parta como favorita a ganar el Óscar a la Mejor Película a pesar de los premios en el Festival de Cannes. Pero sí la veo firme candidata ser la ganadora a la Mejor Película en Habla no Inglesa, como ya sucedió en los Globos de Oro.

4 NOMINACIONES:
Mejor película
Mejor Director (Ryûsuke Hamaguchi)
Mejor guion adaptado (Ryûsuke Hamaguchi y Takamasa Oe)  
Mejor Película en habla No Inglesa

Dune

Director: Denis Villeneuve.
Guion: Jon SpaihtsDenis Villeneuve y Eric Roth.
Intérpretes: Timothée Chalamet, Rebecca Ferguson, Oscar Isaac, Josh Brolin, Jason Momoa, Stellan Skarsgård, Zendaya, Javier Bardem.
Sinopsis:
Los regentes de la casa Atreides viven cómodos en su inexpugnable Caladan. Ante su creciente poderío, el Barón Harkonnen y el Emperador Shaddam IV urden un plan: regalarle el planeta Arrakis, rico en producción de la especia melange, para sacarlo de su feudo y poder acabar con su regente, el Duque Leto. De su matrimonio con Jessica nació el heredero Paul con poderes heredados de su madre. Sus visiones premonitorias le atormentarán, pero le irán conduciendo el camino para salvar a su pueblo.

MI CRÍTICA:
              Una película que sigue muy en la línea de la anterior obra de este director: “Blade Runner 2049” (2017). Aquí nos ofrece otro “remake” de grandes clásicos de la ciencia ficción de los años 80. “Dune” (David Lynch, 1984) está basada en la novela homónima de Frank Herbert a la que hizo posteriores añadidos. Quizás demasiada densa para condensarla en una película. Esto, para mí, es el principal escollo de esta versión actualizada. Me aburrí mucho al principio, fruto del exceso de narración oral en el que llegas a un momento en el que no retienes los nombres ni la cronología de la historia. Por el camino del metraje vas atando cabos, pero me consta que no todos y el exceso de ensoñaciones del protagonista te saca de la trama y despista más que aporta. Cuando vas consiguiendo adentrarte en todo lo que está pasando ya ha transcurrido media película. Ahí, empieza a divertirte.

              Otra cosa es la belleza visual. Impresionante. Los decorados, los diseños de las ciudades, el vestuario, las luces y los encuadres, los elementos decorativos implementados como parte de la trama y, hasta los efectos visuales, son impecablemente elaborados. Se nota que hicieron un gran esfuerzo en ellos y se agradece. Es mi gran favorita a arrasar en los Oscars técnicos. A esta película le sobra caos en la estructura narrativa. Se pasa de la acción a los momentos reflexivos de tal manera que consiguen un efecto de no saber muy bien que estás viendo. Porque lo que sí está claro es que Denis Villeneuve es un experto en esas tramas lentas que te meten dentro de los personajes. Me encantó muchísimo su película “La llegada” (2016), un film que te va introduciendo en las emociones de los personajes a base de planos largos y primeros planos. Aquí, creo que hay un abuso de ellos sobre todo en los de Zendaya (demasiados para el peso que tiene en la trama y me da pista que tendrá más protagonismo en la segunda parte, que ya se está cociendo). Es que, si además termina la película en un final abierto, te deja mucho más pegado un sinsabor de haber perdido algo el tiempo.

              Entre los actores, ningún nominado. Justificado. Esos grandes primeros planos, sin carga dramática, es una de las grandes causas del tedio de parte de la obra. Inexpresivos Timothée Chalamet y Oscar Isaac, y demasiado dramática, a ratos, Rebecca Ferguson. Eso sí, destacaría el papel de los secundarios y del irreconocible Stellan Skarsgård en el papel del Barón Harkonnen (al que ya vimos haciendo de Bill “el Botas” en la saga de “Piratas del Caribe” o de solo Bill en la de “Mamma Mía”), a Javier Bardem en el del líder de una tribu Fremen y el camaleónico Josh Brolin que ya había trabajado con Villeneuve en “Sicario” (2015).

              Diez nominaciones. En el apartado del guion, que no intuyo que lo gane por lo caótico que me parece. Diremos que Eric Roth, de sus ocho nominaciones al guion sólo lo ganó por “Forrest Gump” (Robert Zemeckis, 1994). Entre los técnicos nominados hay multitud de nominaciones al Óscar. Sobre todos, quiero destacar la fotografía de Greig Fraser que ya estuvo a punto de la estatuilla por una película que me gustó “Lion” (Garth Davis, 2016) y que esta vez puede ser que sí. Ah, y como chisme diré que yo también me uno a las protestas de Josh Brolin por no haber sido nominado el director Davis Villeneuve al Óscar.

10 NOMINACIONES:
Mejor película
Mejor Diseño de Producción (Patrice Vermette y Zsuzsanna Sipos)
Mejor guion adaptado (Jon SpaihtsDenis Villeneuve y Eric Roth)  
Mejor Fotografía (Greig Fraser)
Mejor Sonido (Mac Ruth, Mark A. Mangini, Theo Green, Doug Hemphill y Ron Bartlett)
Mejor Banda Sonora (Hans Zimmer)
Mejores Efectos Visuales (Paul Lambert, Tristan Myles, Brian Connor y Gerd Nefzer)
Mejor Montaje (Joe Walker)
Mejor Diseño de Vestuario (Jacqueline West y Bob Morgan)
Mejor Maquillaje y Peluquería (Donald Mowat, Love Larson y Eva Von Bahr)

CODA

Directora: Sian Heder.
Guion:  Sian Heder y, Victoria Bedos y Stanistas Carré de Malberg (como autores de “La familia Bélier”).
Intérpretes: Emilia Jones, Troy Kotsur, Marlee Matlin, Daniel Durant y Eugenio Derbez.
Sinopsis:
La familia Rossi vive felizmente pese a que tres de sus miembros son sordomudos. La hija menor Ruby es la única que oye y les sirve de intérprete en el negocio de pesca familiar. Cuando, por estar cerca del chico que le gusta en el instituto, se apunta a clases en el coro de la escuela, su vida dará un vuelco al darse cuenta de que quiere estudiar en la universidad; influida por su profesor de canto, lejos de la familia. La concordia que reina en ella se viene abajo y empieza a peligrar el trabajo del que comen todos ellos.

MI CRÍTICA:
              La empecé a ver con cierto escepticismo por ser una versión, reinventada a la conveniencia de la directora, de la película francesa “La familia Bélier” (Érik Lartigau, 2014) que tanto me había encantado. Les aseguro que, si no fuera porque está nominada al Óscar, la hubiera dejado pasar. Pero no, reconozco que me lo pasé genial viéndola. Uno de los productores de la cinta original, Philippe Rousselet, se había quedado con los derechos para hacer un “remake” y la jugada le salió de perlas.

              Se hizo un casting para localizar a actores sordomudos para encontrar a los personajes de esta película. Ese, a mi entender, fue uno de los éxitos fundamentales del equipo técnico y su directora a la cabeza. Todos están impresionantes. El saldo arroja, como balance, la nominación al Óscar de Troy Kotsur en el apartado de Actor Secundario. Merecidísima. Un papel en el que tiene que resolver muchos matices diferentes, cabreado con los compradores del pescado que saca del mar con sus manos, los enfados que se lleva a casa, la ternura con la que protege a su familia y más. Y todo con soberbias pinceladas y unos diálogos brillantes. Quizás sea una cosa que no se suele valorar en los guiones: los diálogos. Siempre nos centramos en evaluar si las tramas funcionan, si el ritmo es el adecuado, si los personajes son creíbles, etc.

              En esta cinta, quiero reivindicar que, parte de la fuerza y de que sea tan emotiva sin caer en la ñoñería, la tienen unos diálogos muy cuidados. Obvio que unos son hablados y otros, gesticulados (y subtitulados, no se asusten). Generan tensión, ternura y encajan a la perfección con la psicología tan diferente de todos los personajes. El guion de Sian Herder, su directora, está nominado al Óscar también en la modalidad de Adaptado ya que viene de una película ya estrenada. Es por esto que debe invitar a una cena a los guionistas de “La familia Bélier”, Victoria Bedos y Stanistas Carré de Malberg. De verdad creo que ellos deberían, también y en justicia, estar nominados.

              Recalcaremos que es la primera película para cine de Heder, que tuvo que aprender lenguaje de signos mientras escribía el guion de esta cinta. Que, en el casting que hizo con actores sordos, eligió a Troy Kotsur, a Marlee Matlin y a Daniel Durant; que ya habían coincidido juntos en el musical de Broadway “El despertar de la primavera” (Spring awakenings). Todos brillantes. Marlee Matlin ya tiene un Óscar. De hecho, es la actriz más joven en ganar, con solo 21 años, la estatuilla a la Mejor Actriz Principal por su papel de Sarah en “Hijos de un dios menor” (Randa Haines, 1986). Pero su vis cómica es innegable. Me encantaba verla haciendo de Ruby, la abogada sordomuda de Joy, la esposa de Earl, en la serie “Me llamo Earl”. Otro personaje que me encantó de matices es el mexicano Eugenio Derbez en el papel del profesor de música que quiere aparentar ser duro y demuestra sutilmente su ternura mientras intenta ocultarla.

              Dejo para el final, lo mejor. La interpretación de Emilia Jones es espectacular y conmovedora. Y sí, me emocionó varias veces en la película (cosa que mis amigos saben que no tiene mérito). Que, todos sus miedos, sus ilusiones, las presiones familiares, el amor oculto y su lucha por conseguir ser ella misma se transmitan tan claramente; intuyo que no es fácil. Como dije antes, apoyada en unos diálogos brillantes, creo que quiero ver alguna película más en la que salga esta chiquilla a la que ya pudimos ver haciendo de extra en “Piratas del Caribe: En mareas misteriosas” (Rob Marshall, 2011). Es la chica inglesa que le pregunta a su padre: «¡Date prisa, papá! ¡O nos perderemos el ahorcamiento!». Tendré que verla en la serie Locke & Key. Por cierto, CODA significa Children Of Deaf Adults (hijo de padres sordos). De nada. Y que sepan que, si tengo que ver, de nuevo, una de las dos, sin duda: “La familia Bélier”.

3 NOMINACIONES:
Mejor película
Mejor guion adaptado (Sian Heder)  
Mejor actor de reparto (Troy Kotsur)

NO MIRES ARRIBA

Director: Adam McKay
Guion: Adam McKay (guion) y David Sirota (historia)
Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Jennifer Lawrence, Meryl Streep, Cate Blanchett, Mark Rylance, Ariana Grande.
Sinopsis:
Dos desconocidos astrónomos, en una base perdida, descubren un meteorito que va a impactar con la tierra en seis meses. Deciden informar a las autoridades nacionales y se dan cuenta de que la supervivencia de la especia humana no es una prioridad del gobierno. Las elecciones son lo primero y después, ya veremos. La única manera de que les hagan caso es acudir a los medios de comunicación, más preocupados por los devaneos amorosos de los artistas.

MI CRÍTICA:
              Me encanta la frase de David Sirota, coautor de la idea de esta película, en la que dice que “si no entiendes esta historia es porque, seguramente, seas un personaje de ella”. Esta película es una mordaz recreación irónica de la situación actual del mundo. El problema, desde el principio, está claro: ¡vamos a morir todos! Con esa premisa, el doctor en astronomía Randall Mindy (DiCaprio) intenta convencer a la presidenta del gobierno de los Estados Unidos (Meryl Streep) de que el meteorito descubierto por la ayudante Kate Dibiasky (Lawrence) va a impactar y a destruir la tierra. El caso que le hacen me hizo recordar al poema “vuelva usted mañana” de Larra.

              Ahí arranca esta parodia llena de personajes egoístas y manipuladores. Cada uno a lo suyo, jugando sus cartas. De hecho, he querido ver la película con la mente puesta en la pandemia, más que en un meteorito, y me cuadra. Tenemos todos los elementos. Hasta los negacionistas que gritan “No mires arriba” para echar abajo, sin argumentos, por supuesto, el descubrimiento del meteorito. Los científicos, para salvar el planeta, se encuentran varios escollos. El primero, que el gobierno está más preocupado por las elecciones y por su imagen que en solucionar el problema. ¿Les suena? Ante la impotencia, el doctor y su ayudante acuden a los medios de comunicación. Allí se enfrentarán a sus propios egos. La manipulación les lleva a ser más un circo que una noticia, compitiendo en audiencia con el culebrón amoroso de la cantante rapera Riley Bina (Grande). En la televisión, acaba siendo más noticiable lo guapo que es el doctor que su propia teoría del fin del mundo. ¿Les suena, también?

             Aun así, llevar este impresionante argumento a la parodia fue un riesgo. A mí, no me terminó de encantar este efecto. Quizás por exagerado. El personaje de DiCaprio es demasiado histriónico y creo que no hacía falta llevarlo a tan extremo. Me chirría mucho el personaje del billonario que domina el metaverso (parodia de Mark Zuckerberg) que parece hasta ridículo, cuando una persona que ha llegado a ese lugar debería ser mucho más inteligente. Me encanta Mark Rylance, ganador del Óscar por “El puente de los espías” (Steven Spielberg, 2015), pero aquí está mal dibujado el personaje y podría haberlo hecho cualquier actor. Tampoco me gusta la interpretación de Jennifer Lawrence, siempre tan indiferente. Me pasa con ella como con Keanu Reeves, que solo hacen bien los papeles en que tiene que aparecer inexpresivos. De hecho, en esta película, ningún intérprete está nominado al Óscar.

             Tampoco lo está su director Adam McKay. Es evidente que este no es su mejor film. Me encanta cuando aborda los problemas desde la perspectiva seria y de investigación de sus dos películas anteriores. Tercera de sus películas nominada al Óscar a la Mejor Película tras “La gran apuesta” (2015) con la que ganó al Mejor Guion Adaptado y “El vicio del poder” (2018). Estas las recomiendo. Yo las revisionaré con el tiempo.  

             Poco más da de sí esta sátira creada para reflejar la sociedad actual en la que nos movemos y que, muchos, pensamos que ya es demasiado irónica de por sí. Chistes flojos ralentizan un ritmo desacompasado de las tramas que llega a aburrir a ratos, pero te entretiene y te deja la sensación de que tenemos que repensarnos un poco el rumbo de esta sociedad que hemos creado en la que los egos mal entendidos nos hacen egoístas en grado supremo.

4 NOMINACIONES:
Mejor película
Mejor guion original (Adam McKay y David Sirota)  
Mejor montaje (Hank Corwin)
Mejor banda sonora (Nicholas Britell)

EL PODER DEL PERRO

Directora: Jane Campion
Guion: Jane Campion (basada en la novela de Thomas Savage)
Intérpretes: Benedict Cumberbatch, Jesse Plemonsn, Kirsten Dunst y Kodi Smit-McPhee
Sinopsis:
Las rencillas entre los dos hermanos Phil (Cumberbatch) y George (Plemons) se agravan al enamorarse, el segundo, de la viuda Rose (Dunst) a la que le demostrará todo su desprecio. Tras la boda y el traslado al rancho, se arreciarán las persecuciones a su cuñada y a su hijo Peter (Smit-McPhee), un ser de sensibilidad especial.

MI CRÍTICA:
              Esta es una película de personajes en la que las emociones son parte esencial de las tramas. La directora parece moverse como pez en el agua, adentrándose en las profundidades de las miserias humanas. La realidad de los personajes está muy bien argumentada y diseccionada. Todos tenemos nuestras partes buenas y nuestras partes malas. Con ellas es con las que ha trabajado este guion basado en la novela homónima de Thomas Savage. No he visto tanta filmografía de Jane Campion, pero recuerdo «El piano» con la que ya estuvo nominada al Óscar (que le arrebató Steven Spielberg con su genial «La lista de Schindler«) en 1993 y con la que ganó la Palma de Oro en el festival de Cannes.

             No dejo de reconocer que tiene ciertas bajadas de ritmo que la hacen tediosa en algún momento. Aunque, las transformaciones emocionales de los personajes, jugando a hacerlos tópicos para después romper con giros inesperados en sus actitudes de unos con (o contra) los otros, la hacen brillante. Realmente es lo que atrapa, las conversiones emotivas de cada uno, que les llevan a cambiar el entorno familiar y generan el ritmo de la película.

             Es la película con más nominaciones de esta edición, con 12. Destaca, sobremanera, las de los 4 actores principales. Realmente, los demás son figurantes alrededor de ellos. Firme candidato a Actor Principal es Benedict Cumberbatch que consigue, en menos de 5 minutos, generar un odio atroz del público a su personaje. Es sencillamente de nominación segura. Ya lo estuvo por «Descifrando enigma» (Morten Tyldum, 2014). El papel del hermano, por Jesse Plemons, es el que se me antoja menos justificado. Es el personaje que poco se transforma en la película y, desde el guion, el más plano. Es su primera nominación, pero es un secundario de lujo al que hemos podido ver en películas como «El irlandés» (Martin Scorsese, 2019), «El vicio del poder» (Adam McKay, 2018), «Judas y el mesías negro» (Shaka King, 2021) o “El puente de los espías” (Steven Spielberg, 2015). La que sí que logra cambios radicales, espectaculares y creíbles es Kirsten Dunst. Sus ilusiones, frustraciones, deseos, todos reflejados impecablemente. La valoro como lo mejor de la película y una de mis firmes candidatas a llevarse el Óscar. Para mí, era la gran desconocida en papeles dramáticos, dado que sólo la había visto en las películas de la saga de Spider-man. Le auguro que esto relanzará su carrera hacia papeles más contundentes, porque pocos recordarán que, con 13 añitos, era una de las niñas de la película «Jumanji» (Joe Johnston, 1995). Y la sorpresa mayúscula es la nominación a Actor Secundario del joven Kodi Smit-McPhee que, aunque no lo veo con posibilidades de ganar, ya estar ahí es un sueño que pocos alcanzan.

             Como chismes, que esas cosas gustan, comentaremos que la pareja en la película Jesse Plemons y Kirsten Dunst, también los son en la vida real. Así que, junto a nuestros Javier y Penélope, serán las dos parejas de nominados este año. La última pareja nominada el mismo año fue Elizabeth Taylor y Richard Burton por «¿Quién teme a Virginia Wolf?» (Mike Nichols, 1966). Parece ser, también, que Cumberbatch y Dunst no se dirigieron la palabra durante el rodaje de esta película para descarnar, más si cabe, las relaciones y reacciones de sus personajes y su tortuosa relación.

12 NOMINACIONES:
Mejor película
Mejor dirección (Jane Campion)  
Mejor actor principal (Benedict Cumberbatch)  
Mejor actor de reparto (Jesse Plemons)  
Mejor actor de reparto (Kodi Smit-McPhee)  
Mejor actriz de reparto (Kirsten Dunst)  
Mejor guion adaptado (Jane Campion)  
Mejor montaje (Peter Sciberras)  
Mejor fotografía (Ari Wegner)  
Mejor banda sonora (Jonny Greenwood)  
Mejor diseño de producción (Grant Major y Amber Richards )  
Mejor sonido (Richard Flynn, Robert Mackenzie y Tara Webb)

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